En 2020, Hervé Le Tellier, escritor francés, obtuvo con esta novela el prestigioso premio Goncourt. El hecho de que un premio tan importante recaiga sobre una novela como La anomalía es una buena muestra de la evolución literaria y del apoyo a la innovación, y es que La anomalía es precisamente eso, una anomalía literaria.
La novela comienza con un vuelo comercial entre París y Nueva York en el que nos presentan poco a
poco a distintos pasajeros, que incluyen matrimonios, un escritor, un cantante o un piloto enfermo, que ve cómo su vuelo se ve atrapado por una inclemencia temporal. Hay gente que comienza su vida, otros la están cambiando, y alguno está sopesando si cambiarla o vivir en un estado conformista. Hasta aquí todo normal. Pero a partir de esa premisa el autor juega con la realidad, las relaciones, las decisiones y la propia vida en un enredo entre los propios personajes que se ven enfrentados a sí mismos de la forma más literal posible para poner sobre el tapete la condición humana de cada uno. Y el último jugador es el lector. Porque entre la ciencia y la ciencia ficción hay una barrera que salta por los aires en las primeras páginas para comenzar una carrera en la que el lenguaje y la filosofía van de la mano sin que sea apenas perceptible para quien se ve inmerso en la vorágine imaginativa de Le Tellier.
poco a distintos pasajeros, que incluyen matrimonios, un escritor, un cantante o un piloto enfermo, que ve cómo su vuelo se ve atrapado por una inclemencia temporal. Hay gente que comienza su vida, otros la están cambiando, y alguno está sopesando si cambiarla o vivir en un estado conformista. Hasta aquí todo normal. Pero a partir de esa premisa el autor juega con la realidad, las relaciones, las decisiones y la propia vida en un enredo entre los propios personajes que se ven enfrentados a sí mismos de la forma más literal posible para poner sobre el tapete la condición humana de cada uno. Y el último jugador es el lector. Porque entre la ciencia y la ciencia ficción hay una barrera que salta por los aires en las primeras páginas para comenzar una carrera en la que el lenguaje y la filosofía van de la mano sin que sea apenas perceptible para quien se ve inmerso en la vorágine imaginativa de Le Tellier.
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